27.8.13

Stella Maris Ponce


1. Me resulta una pregunta compleja y no sé si se puede generalizar al respecto. Para ser estrictos habría que considerar toda la actividad literaria o un amplio conjunto de escritores dentro de la poesía, la narrativa, el teatro, el ensayo y, aún dentro de la narrativa, el cuento, la novela, la ficción, la crónica histórica, etc. y ese análisis me excede porque mayormente leo poesía y ensayo. Sin duda hay una tradición que nos identifica con los temas referidos a la naturaleza, el paisaje, sobre todo en poesía, pero creo que en la actualidad la literatura de nuestra zona se caracteriza por la multiplicidad de temas como sucederá tal vez en cualquier otra zona del país. También sería necesario aclarar si hablamos sólo de Entre Ríos o del litoral que incluiría a esa otra “zona” tan literaria del santafesino  Juan José Saer, por ejemplo. Inclusive cada género tiene variables en cuanto a ciertas predilecciones temáticas y aún cada tema sus propios matices. No es igual el tratamiento del paisaje en la poesía de Juan L. Ortiz que en la de Carlos Mastronardi, o la indagación de lo cotidiano en Alfredo Veiravé  y en Arnaldo Calveyra, o el dolor en la obra de Ana Teresa Fabani  y en la de Emma Barrandeguy, o la pobreza y la marginación en los cuentos de María Esther de Miguel y en los del recientemente fallecido Juan José Manauta, por nombrar sólo algunos autores conocidos. En este sentido me pregunto si en realidad el tema puede ofrecernos un denominador común para distinguir a los escritores de un lugar. Tal vez habría que preguntar no sobre qué se escribe sino cómo se escribe, si hay un modo común, una música particular, “una tonada”, como sucede con el lenguaje oral, el habla regional. Y eso es algo que se advierte más desde afuera, por contraste. Por otro lado ya se sabe que los grandes temas son universales: el amor, el odio, la soledad, el dolor, el paso del tiempo, la vida, la muerte, etc. Lo que varía justamente en la literatura y en todas las artes es el “cómo” abordarlos. Y allí ya se entra en el terreno de la subjetividad, de la experiencia personal, del imaginario propio y del oficio con el lenguaje.

2. Puedo advertir algunas coordenadas que siguen siendo recurrentes a través del tiempo y que se presentan en dualidades pero respondiendo a un mismo proceso motivador: la lectura y la escritura, la escucha y el canto, el hacer y la reflexión y extendiendo un poco más el contexto: la literatura y la música, la poesía y la filosofía, la psicología y la expresión, lo plástico y lo visual. Dentro de esos campos hay una permanente tensión y exploración que siento van alimentando la tarea de escribir. Sobre todo las correspondencias y similitudes que encuentro en la búsqueda de una voz en la escritura y en el canto. Sus formas de aparecer, transcurrir, madurar. La contemplación y el silencio como fuentes necesarias. En lo específicamente literario los autores han ido cambiando para acompañar esos procesos. Lecturas tempranas de poetas españoles como Juan Ramón Jiménez y tardías de poetas norteamericanos como William Carlos Williams aún siguen dejando sus huellas.